Thursday, June 16, 2005

David Bowie y el Serial Killer

La pregunta fue sencilla: Título de la canción de David Bowie que cierra la película de Seven, la de David Fincher, y cuyo video presentaba imágenes de un teatro. La pregunta no iba dirigida a mi, pero igual, como fiel fan de Bowie me presté a la tarea de contestarla. ¿La respuesta?: Stranger when we meet…-pero a estas alturas ya empiezo a dudar- ¿o no es la de The Heart filthy lesson?...¡ A la madre! Ni modo, ya son muchos años...muchos años los que han pasado desde que vi por última vez la película y algunos más que no escuchaba el disco al que pertenecen ambas canciones. Sobre la película, me reservo los comentarios (sobre ella no habría mas que enlistar una serie de apologizadores lugares comunes), sobre el disco, pues...La nostalgia es tan cabrona como la soledad, y ni modo, la pregunta me hizo revisitar un disco clave en mi pinchurrienta vida: El Outside (1995), un disco que ya tenía olvidado y que ahorita, gracias a la pregunta, he escuchado como unas cuatro veces. El Outside fue un disco menospreciado por la crítica que se dice saberlas de todas todas, fallido según ellos y poco alentador respecto a la trayectoria de uno de los cantantes considerado portador de la vanguardia musical. Pero Bowie es Bowie, ni modo, y si Dios existe se apellida igual. Y como en cuestiones de crítica manda la subjetividad, pues a la crítica, la que se dice especializada, la podemos pasar por alto, e imponer la propia que, si a subjetividades vamos, resulta igual de válida. El Outside fue el intento de David Bowie por recuperar el carácter conceptual de sus proyectos setenteros (los de Ziggy Stardust, Aladdin Sane, Pin ups o Diamonds Dogs) después de una década francamente pobre y gris en su carrera, la de los ochenta. Fue también un alarde sabiamente oportunista de aprovechar la moda de la figura del Serial Killer en el panorama cinematográfico (Asesinos por Naturaleza y Seven a la cabeza), y en lo musical, de introducir el sonido industrial que ya venía popularizándose (de la mano, obviamente, de Trent Reznor y su NIN con su The Downward spiral del 94). Es esta combinación la que permite apreciar el disco como la propuesta más cinematográfica de David Bowie (más aun que la de Ziggy Stardust) pues el disco no es otra cosa que un sórdido film noir narrado a través de canciones extraordinarias la mayoría, ruidos evocativos e inquietantes monólogos de una serie de personajes (todos ellos actuados por el propio cantante), víctimas y verdugos, reunidos en torno a una inquietante idea: el asesinato considerado como una de las bellas artes. Con tales característica, el disco fue una tarjeta de presentación de Bowie para la nuevas generaciones (me consta: hay jóvenes que creen que el disco es el inicio de la carrera del cantante y, peor aun, que creen que cuando canta su clásica The man who sold the world está versionando una canción de¡Nirvana!) y un nuevo respiro para las viejas generaciones que habíamos atestiguado su decadencia (entrañable, hay que decirlo) ochentera. El disco es pues el nacimiento del Bowie que ahora conocemos, que dispersó sus canciones en películas de temas a fines como la ya mencionada Seven, o Lost highway de David Lynch (la canción I´m deranged) o las prestó para juegos posmodernos de ambigüedad sexual (Spaceboy fue cantada y remezclada con los Pets Shop Boys, grupo de culto gay por antonomasia). En lo personal el disco representa algunos cosas: fue el primer cd que obtuve y por el cual me tuve que comprar mi primer reproductor de discos compactos (ni modo mi acceso a la tecnología siempre ha sido tardío) y el disco que escuché durante mi primer año como profesor de cine: todavía recuerdo el horroroso cortometraje que el buen Gory realizó y me presentó como trabajo escolar, adaptando los diarios de Nathan Adler, es decir la historia que cuenta Bowie en su Outside. (José Abril)

7 comments:

Manuel said...

Chale...que balconeada, pobre Gory. Lo bueno es que es "buena gente".
A diferencia de la Bowie, que no le importa ser buena persona y hace lo que le da la gana, como cuando se vistió de yuppie oportunista en "Black tie, White noise", otro disco menospreciado y para mi gusto, genial, como casi todo lo que hace su majestad.

El diablo probablemente said...

Jajaja...pero el Gory de seguro a estas alturas ni se acuerda.
Lo del Bowie ni hablar...hasta su choteadísima canción de Let´s dance, de los ochentas, se me hace muy chingona...lo único que no le perdono es ese tropiezo hiper-kitsch que resultó su dueto con Mick Jagger, y no me refiero al sexual sino al puramente musical

Anonymous said...

Todo lo que hace su majestad (Bowie)
es gueno y el ke diga que no la xuxa que se vaya weon VIVA DAVID BOWIE FOREVER dAVID BOWIE HASTA EL FIN

Anonymous said...

X si acaso soy la misma que escrbio arriba (contestnme mi post por fa)

Anonymous said...

The Hearts Filthy Lesson, es la canción de Seven. El video, al igual que el que mencionas de Strangers when we meet tiene una factura oscura, casi gore, con teatro y todo. Un saludo

Starman said...

Como Robert Jones no hay otro, este personaje multidimensional, abrió el panorama de las cosas que puedo captar y hacer en mi vida, todo, absolutamente todo lo que David Bowie hace, es increibnte artístico y soberbio.
Jamás abrá alguién igual a David Bowie, el baj del Universo.

aqueoguero@hotmail.com (este es mi correo)

Starman said...

Otra cosa camaradas, pronto realizaré una sesión de fotografías Glam, en homenaje a Bowie, realizare un blog, de las fotos, ojala las puedan ver, y opinar sobre el trabajo.
Esten al pendiente, gracias.