Monday, February 16, 2009

Remakes / II



Ahora el asunto es diferente, pero aunque diferente no deja de ser motivo de unas expectativas un tanto ambiguas. Si con Craven estábamos con un realizador que ante su agotamiento creativo parece buscar permanencia abriendo el baúl de los recuerdos, ahora se trata de Werner Herzog, cineasta alemán que, por el contrario, no ha dejado de ofrecernos trabajos interesantes, sorprendentes sobre todo en el campo de la producción documental quien ha caído en esa tentación de re-hacer una película no propia –por fortuna- sino ajena.

No es el primero, obviamente. Cineastas respetados, vigorosamente en activo han asumido esa tarea y con resultados afortunados (Scorsese, Cronenberg, entre otros). Pero con Herzog la empresa me parece bastante arriesgada, y arriesgada la califico por pura subjetividad fanática. Herzog es uno de mis cineastas favoritos, figuras fetiches de mi muy personal mundo de referencias (casi por debajo de David Lynch), y es esta figura la que asumió la responsabilidad de filmar el remake de una obra maestra del cine contemporáneo, una gran favorita personal y una experiencia estética que siempre había considerado irrepetible: Bad Lieutenant (EU, 1992).

Para mi gusto, se trata de la obra más importante de Abel Ferrara. Una aproximación dura, sin contemplaciones a la degradación humana, a la búsqueda de una redención que nunca parece llegar, y un descenso a los infiernos personales de un policía corrupto que no parecen tener fondo. El retrato que Ferrara ofrecía no era nada complaciente, pero la dureza misma de ese retrato, provenía en mucho del trabajo actoral de un enorme Harvey Keitel, despreciable y conmovedor, patético y repelente.

Lo reconozco. Que el asunto me despierta algo de morbosidad es cierto. Ver de qué manera Herzog asimila los planteamientos de Ferrara (cineasta muy claramente inclinado por temas relacionados con la violencia, la culpa, la redención) me genera cierta curiosidad, pero solo de pensar que Keitel ha sido sustituido por Nicolas Cage, y que en torno a su intolerable jeta y su mirada de imbécil se pretenda extraer lo que aquel dramáticamente nos ofrecía, entonces sí, esa curiosidad empieza a tornarse en miedo.

(Hablando de Herzog y Lynch: junto con esta noticia me enteré también que el segundo producirá un film de terror al primero; esto sí hay que esperarse con hartas ansias)

(José Abril)

Monday, February 09, 2009

Remakes / I


Los asesinos y la víctima de Craven

Algo grave le debe estar pasando a Wes Craven. Su actividad como director ha disminuido notoriamente y de sus últimas películas, que no son ni tantas, sólo Red eye (EU, 2005) parece salvarse aunque casi pierda su interés a partir del momento en que los personajes abandonan el avión.

¿Decadencia? ¿Qué más se puede pensar cuando un realizador como él que a finales de los setenta y la primera mitad de los ochenta nos había regalado inquietantes momentos de terror en películas que rebozaban de audacias argumentales, personajes siniestramente icónicos y estilizadísimas y sanguinarias puestas en escena ahora sólo firma en calidad de productor?

No. Ya sé, no hay problema que figuras como él aparezcan en las películas con tal función. Directores célebres que se pasan al plano de la producción hay muchos. Pero que un director comience a producir maniáticamente a otro para realizar el remake de aquellas películas que lo hicieron célebre, creo que aquí el asunto ya empieza a verse sintomático. Sí. Síntoma de agotamiento prematuro (creativo si revisamos sus últimas realizaciones). Síntoma de esa neofobia y cierto narcisismo artístico (neofobia y narcisismo si revisamos qué películas son las producidas: las suyas).

Primero produjo el remake The Hills have eyes (titulada horrendamente El despertar del diablo), después su secuela The Hills have eyes II (titulada, horrendamente también, El despertar del diablo II). Y ahora produce el remake de la que fuera su ópera prima, la fundacional La última casa a la izquierda, realizada en 1972 y ahora puesta al día por un desconocido Dennis Iliadis. El asunto no es aquí si la calidad de estas relecturas sea buena o mala, de hecho, en lo que respecta a las dos primeras los resultados fueron más que aceptables (la primera sobre todo, a manos de Alexandre Aja, roza la genialidad), sino esa desconfianza que genera, por lo menos de mi parte, de ver a Craven financiando sus propios homenajes.


Los asesinos y la víctima de Bergman

Con La última casa a la izquierda, el asunto se antoja aún más cínico por parte de Craven. La película era ya en sí misma un descabellado remake –no confeso- de una película de Ingmar Bergman: El manantial de la doncella (Suecia, 1959). Craven nunca lo aceptó, pero las similitudes en el guión de aquella con ésta eran más que evidentes. Craven lo que hizo fue actualizar la historia, aumentar la crueldad de los asesinos, y aumentar todavía más la crueldad de los padres vengando el asesinato de la virginal hija. El elemento religioso de Bergman había sido eliminado, y los pasajes bucólicos habían sido sustituidos por un ambiente de psicodelia muy trashy y una fotografía deliberadamente sucia y naturalista. A Craven el experimeto le había resultado bastante atractivo, y atreverse a versionar / distorsionar / retorcer –sin reconocerlo- la premisa de Bergman hacía de Craven un auténtico iconoclasta.

Hoy Craven parece ya no tener ánimo de eso. Se conforma con financiar para repetir eso que en aquel entonces era una genial, irreverente ocurrencia: Bergman versión Craven.
Por cierto: ¿Para cuándo el remake de Pesadilla en la Calle del Infierno?

(José Abril)

Friday, February 06, 2009

Lux Interior (1946 - 2009)



Murió Lux Interior (derecha), vocalista y fundador de una de las bandas más originales, grandiosas, terroríficas, marcianamente camps y divertidas que nos ha dado el rock: The Cramps. Que en paz descanse...

(José Abril)

Tuesday, February 03, 2009

Franco, Jess Franco



La más reciente entrega de los premios Goya, ese Oscar que los españoles se merecen, no pudo haber sido de lo más “posmoderna”, si como posmoderno entendemos a la reivindicación cultural, en el aquí y ahora, de aquello que ayer tanto avergonzaba. Pues nada, que el Goya especial al reconocimiento de una trayectoria fue a dar a manos de Jesús (Jess) Franco, cineasta ignorado siempre por quienes gustan del buen gusto cinematográfico y aclamado por quienes buscan autenticidad justo en los lugares menos indicados.
Jess (como acostumbra a firmar sus películas) ha sido un realizador en extremo fértil y en extremo, también, imaginativo, delirante. Desprejuiciado explorador de géneros, lo mismo le ha entrado al cine de terror que al porno, a la comedia psicodélica que al thriller sádico, y la legión de seguidores abarca prácticamente todo el planeta.
Ni Saura, ni Almodóvar, ni Buñuel. Franco, el cineasta que no el dictador, es quizá el único que le ha dado notoriedad a España en ese mapamundi del cine internacional…
A propósito de este insólito reconocimiento (insólito por de quien viene), la revista Miradas de Cine presenta un par de interesantes artículos sobre este peculiar autor. Aquí y Aquí

(José Abril)