POLTERGEIST: ESE PAYASO TENEBROSO
Poltergeist (EU, 1982) supuso el ingreso de Tobe Hooper a la producción cinematográfica de ligas mayores. Un ingreso simbólicamente maldito, que tuvo su costo porque, contradictoriamente, a partir de entonces su debacle como un realizador competente comenzó y ninguno de los proyectos que desde entonces encabezó logró recuperar la fuerza perturbadora de Masacre… La película fue producida y escrita por Steven Spielberg; se dice, incluso, que el propio Spielberg fue el que concluyó la filmación pues Hooper debido a ciertas diferencias con respecto al guión tuvo que abandonar a medio camino la empresa. Sin embargo, aunque la mano de Spielberg se nota bastante en la mayor parte del metraje, la sensibilidad de Hooper se manifiesta en más de una ocasión, en ciertas escenas escatológicas por ejemplo, o en ese clímax de catarsis mortuoria, lleno de cadáveres putrefactos, lodo y tormenta, virulento y guiñolesco a rabiar.
Es la secuencia que marca el inicio de ese clímax de la que hablamos en esta ocasión. Aparentemente lo peor ya ha pasado, gracias a la intervención de Tangina (una sensacional Zelda Rubinstein, más siniestra que los propios espectros), una especialista en “limpiar” casas tomadas por espíritus chocarreros, y sólo queda la espera para la mudanza y la partida a otra casa más segura. Los niños están a punto de dormir mientras la madre toma una ducha relajante. Pero la presencia de un muñeco – payaso en la recámara inquieta a uno de los niños que desconfía totalmente de esa estirada sonrisa y esa mirada puesta fijamente en él. Y efectivamente, el muñeco resulta ser lo que el niño tanto sospechaba. El payaso adquiere vida e intenta ahorcarlo mientras los espíritus intentan recuperar a la niña que en escenas anteriores les habían arrebatado.
Si bien la película casi desde el principio ha jugado con el aura siniestra de ese muñeco, esta escena, en particular, maneja de manera afortunada un elemento muy típico en cualquier film de terror, casi infalible: el factor sorpresa. Generar en el espectador unas falsas expectativas para sorprenderlo mediante un detalle, en este caso la presencia del muñeco del que esperamos poco porque supuestamente todo ha pasado, y su repentina ausencia del mueble en el que se encontraba colocado que nos indica que, lamentablemente, las cosas no se resolvieron del todo. A partir de la revelación de esa ausencia física es cuando se inicia, ahora sí, el caos absoluto para esa familia que había confiado tanto en los no tan inofensivos juguetes y especialmente en su televisor.
(José Abril)
Monday, November 10, 2008
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2 comments:
Excelente escena, sin duda esta es de las que mas recuerdo, hizo que llegara a temerle a los payasos. Poltergeist, tiene su chiste, tiene momentos tensos, y este momento que comentas es uno de los mejores dentro de la pelicula.
Hace rato que no la veo pero me acuerdo que la vi de niño y esa escena es impresionante, como dices.
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