Sunday, March 21, 2010

El Scorsese "posmoderno"


Lo nuevo de Martin Scorsese tiene sus rasgos de ambigüedad. Uno no sabe si tomarlo como un (tardíamente) “postmoderno” y manierista ejercicio de estilo a la manera de las sangronadas vintage de los hermanos Coen (El hombre que no estuvo ahí) o Steven Soderbergh (The good german). O como un thriller tan serio como pudieron habérselo tomado el equipo de producción encabezado por Scorsese al abordar el material literario de Dennis Lehane.

Como lo primero: Sólo así se explica que La isla siniestra (EU, 2010) abuse de un score enfático al borde de la parodia de algún film noir serie B, que procure cierta atmósfera kafkiana a base de simbolismos obvios sobre la locura y que adopte un desarrollo medio rocambolesco sin pudor alguno (la conspiración que coquetea con la locura y la paranoia, el nazismo haciendo sombra, psiquiatras con más de una sospecha a cuestas, experimentos científicos secretos, una prisión-manicomio que en cada rincón sugiere misterios, y lo que guste usted agregar). De pronto, pues, da la sensación que Scorsese ha rizado el rizo del pastiche calculado para regodearse con las superficies de un clasicismo cinematográficamente evocador y con una trama que no para de guiñar.

Como lo segundo: Difícil hacerlo, pues La isla siniestra, aunque técnicamente es irreprochable, fotográficamente impecable, ambientalmente acertada, es la típica película que apuesta por un final sorpresa que viene a resemantizar todo lo que el guión nos ha a puesto cuidadosa y tramposamente ante nuestros ojos. Un final que ni tan sorpresivo resulta porque desde el arribo mismo de ese par de detectives (Ruffalo y Di Caprio ) a la isla- manicomio todo el asunto ya se empieza a adivinar. Y es que a lo predecible del asunto, porque predecible personalmente me resultó, contribuye los recursos que como manierista ejercicio de estilo aparente presenta , saboteando cualquier atisbo de gran revelación.

A propósito: ¿quién se acuerda de aquella master piece ochentosa de camp puro y duro, donde Lucía Méndez, dentro de sus capacidades histriónicas (que eran muy pocas). la hacía de detective, llegaba a un manicomio a resolver un misterio y...? Bueno, por alguna extraña perversión me acordé de eso.

(José Abril)

Wednesday, March 03, 2010

Happy end


Ya lo sé, decir que Parque vía (México, 2008) sigue la línea estilística de Reygadas, como apreciación es, a estas alturas, un cliché. Pero, ni modo, asumo sin remordimiento el uso del cliché en tanto que esa línea estilística, la de Reygadas, a estas alturas, también lo es. De aquí que la película de Enrique Rivero me haya resultado predecible: parece concebida, escrita y dirigida, siguiendo al pie de la letra el manual –porque parece que lo hubiera- que propone, obviedades formales aparte (actores no profesionales, ritmo sintético, planos largos, pocos diálogos, muchos tiempos muertos, etc.), apostar por un minimalismo que derive en un clímax abrupto, aunque aquí la abrupción funciona mejor que en las películas de Amat Escalante . Parque vía tiene costuras que se esfuerzan por hacerse notar (ya saben: la película llamando la atención sobre su propio estilo) y un esquema que nos avisa hacia donde se dirige, pero tiene a su favor la sólida construcción de un entrañable personaje y su extraña adicción al encierro, y el desarrollo de una historia lineal y sencilla que si se permite el recurso de la agresión al espectador no es por mera provocación, es para dar paso a un muy peculiar, lógico, congruente y contundente happy end, como pocos, de gran humorada negra.

(José Abril)