Saturday, June 24, 2006

Allen y el Tenis

Woody Allen es un realizador que siempre se le ha asociado a la comedia. Y no es de extrañar. Gran parte de su filmografía la ha cosechado tomándose él mismo como punto de partida; sus traumas, sus inseguridades, sus fobias, sus dudas y complejos de personalidad, ham sido sus objetos de irrisión. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el cine de Woody Allen es una gran comedia donde él mismo ha figurado a lo alto y ancho como el único chiste, el único gag.
No obstante esta recurrencia, Allen ha demostrado en contados momentos su enorme capacidad para desarrollar otro tipo de registros más cercanos al drama, e incluso al melodrama, donde no hay cabida para el recurso esperanzador de la risa. Es aquí donde Allen se manifiesta como un diseccionador del alma humana, como un agudo y frío observador del comportamiento de un puñado de personajes enfrentados a situaciones que ponen en riesgo esos universos personales que tan cuidadosa, cautelosamente han construido. Películas ya clásicas como “Interiores”, “Septiembre”, “La otra mujer” y, principalmente, “Crímenes y pecados”, lo constatan.
Es este Allen, reflexivo ante las contradicciones propias del hombre, el que identificamos en “Match point” (Inglaterra, 2006), su más reciente película, estrenada aquí en México y en nuestra ciudad bajo el nada ingenioso titulo de “La provocación”.
Aproximadamente 15 años dejó pasar el realizador para descansar un poco de sus ya rutinarias –aunque siempre divertidas- comedias, retomar esa mirada y volver aquellos intensos dramas intimistas que tanta reputación le generaron como cineasta versátil en sus registros. Porque en “Match point” Allen se aleja de su tema predilecto, o sea él mismo, para ofrecernos una historia totalmente distinta a la que nos tenía acostumbrados en sus últimas realizaciones.
Y es en la historia sobre el ascenso social de un arribista, de un carismático joven que pasa de ser un profesor de tenis a importante hombre de negocios, y que a través del matrimonio logra introducirse e instalarse en la alta sociedad londinense, donde Allen encuentra el punto de partida para sus reflexiones. Porque aquí, como en su película “Crímenes y pecados”, a Allen lo que le interesa es observar lo que su personaje hace para poder mantener su estatus a pesar de haber sido el mismo, con sus impulsos, quien lo ha puesto en peligro.
Es aquí donde Allen introduce el tema de la culpa y el remordimiento, el tema de los dilemas de carácter moral que implican ciertas soluciones, soluciones en este caso de evidente signo obscuro y sórdido, pero a fin de cuenta positivas, irónicamente, para el personaje, beneficiado éste por el azar, por la suerte, que aparece hacia el final como un recurso bastante irónico y a la vez amargo. Mucho se ha señalado la supuesta deuda del argumento con Dostoievsky (exactamente como sucedía con su genial “Crímenes y Pecados”), y efectivamente, la deuda se hace explicita en contadas ocasiones del film -el personaje lee “Crimen y castigo” en algunas partes del film-, pero dado los ambientes, las motivaciones mismas del personaje, la idea de la apariencia que oculta un estado de pudrición moral, el carácter obsesivo de los personajes centrales (el protagonista oscilando entre las exigencias eróticas de una amante cada vez solícita y una esposa obsesionada con sus deseos de procrear) encuentro más ecos de la literatura de Patricia Highsmith.
Como en las narraciones de la autora, la película, en un principio se nos presenta ligera, a manera de una crónica superficial del rápido ascenso del personaje. Y Woody Allen, como Highsmith, poco a poco nos va conduciendo por un camino que se torna cada vez más agobiante y denso.
“Match point” no solo manifiesta este repentino regreso de Woody Allen al cine serio. La película presenta algunos elementos que marcan un radical cambio en el director. Hay dos muy notorios, uno de ellos se nos presenta desde la secuencia de créditos. Me refiero al aspecto musical. Si bien Allen había hecho del jazz parte inconfundible de su estilo, ahora éste ha sido desplazado por la ópera. La opera es parte fundamental de esta historia, en gran medida justificada por la afición de los personajes al género, pero también justificada por el carácter trágico y a veces emocionalmente abigarrado de las situaciones que se van presentando.
El otro cambio notorio es el del espacio. Al igual que el jazz, la ciudad de Nueva York había sido una presencia dominante en sus historias; Manhatan, el mundo intelectual neoyorkino, habían sido los ambientes más caros al cine de Allen. Sorprende entonces que “Match point” no sea una película neoyorkina en ese sentido. La historia se desarrolla en Londres y se ubica en la burguesía esnob de esa ciudad. No obstante esos cambios, se nota la mano del realizador.
Defectos menores: Creo que la presencia de Jonathan Rhys Mayers bordea el “miscast” y a algunos momentos eróticos les falta intensidad. A pesar de esto, la película funciona bastante bien. Es una obra redonda; su conclusión conecta perfectamente con la metáfora inicial, implícita desde su título original. (José Abril)

Wednesday, June 14, 2006

Glaucoma

Próximamente estará en circulación una nueva revista, una publicación que sin tener aun su presentación oficial, ya hemos accedido a ella. La revista lleva el peculiar y atractivo nombre de “Glaucoma”, sí, glaucoma, como esa enfermedad que afecta al ojo, y es según lo apreciado una publicación que viene a sumarse al muy limitado aunque sustancioso abanico de publicaciones culturales independientes de circulación local y/o estatal. “Glaucoma”, pues, se une al esfuerzo de contribuir a la apertura y ampliación de nuevos espacios de reflexión sobre la cultura y el arte, espacios autónomos, autogestivos, alejados de las limitaciones que muchas veces las publicaciones de carácter oficial imponen, esfuerzo, por cierto, en el que ya han avanzado revistas como “Néctar”, proyecto encabezado por Oscar Benasini, y “Altanoche”, publicación mensual impulsada por Victor Hugo Barrera. Como éstas, “Glaucoma” apuesta por un ejercicio de la crítica y la reflexión alejada de academicismos y de los muchas veces recalcitrantes y conservadores regionalismos, en beneficio de cierta universalidad, de tal forma que su lectura, y su apreciación en términos gráficos y visuales, no está determinada por su lugar sede, en este caso Hermosillo. Creo yo éste es uno de sus principales meritos.

El origen de “Glaucoma”, data desde casi cuatro años. Y lo sé porque servidor formó parte de ese proyecto inicial (después me autoexcluí por cuestiones que ahora no vienen a cuento). Como idea “Glaucoma” había sido concebida como una publicación sobre medios visuales y audiovisuales, que abordaría desde una perspectiva actual y desenfadada asuntos relacionados con la fotografía, el cine, el video, el diseño, la instalación, y la serie de manifestaciones expresivas eminentemente visuales que han venido adoptando la tecnología (prefiero evitar el termino hoy tan académicamente choteado de “Nuevas Tecnologías”) como parte del concepto y la propuesta. Por lo que vemos, de su origen como idea hasta su concreción, o sea ahora, esta idea se ha deformado, y digo deformado en un sentido positivo; “Glaucoma” se nos presenta hoy como una publicación más incluyente, más diversa en cuanto a tópicos se refiere, de tal forma que ahora cabe no sólo la imagen fotográfica o cinematográfica y la reflexión en torno a ella, también cabe la reflexión sobre la literatura, el rock, el comentario oportuno sobre ciertas situaciones sociales o manifestaciones culturales, y los géneros a los que se han acudido van del ensayo breve a la crónica, pasando por el artículo de opinión, la entrevista y la reseña.
Al parecer cada entrega contará con un tema rector, es decir un asunto abordado desde distintas perspectivas predominando la perspectiva estética. Para este primer número se ha escogido el del paisaje urbano y la apropiación de los espacios de la calle para manifestar inquietudes políticas, sociales, sexuales incluso, a través del graffiti que como manifestación no descarta el humor ni la ironía, o a través del muralismo. Sobre esto último, el muralismo urbano, cabe resaltar la excelente muestra que se ofrece del pintor tijuanense Roberto Rosique, pintor y muralista que ha hecho de la frontera y el problema de la migración y los inmigrantes una constante en su trabajo. Esta muestra fotográfica de graffiti y murales viene enriquecida por artículos que versan sobre dichos fenómenos, donde por cierto se incluye muy atinadamente un fragmento de un texto de Julio Cortazar sobre el asunto, y algunos textos en relación al tema de la frontera, a propósito de la muestra de Rosique.

Tal vez en relación a su diseño, Glaucoma sufra de algunos defectos, defectos creo yo que en posteriores números irán despareciendo. Pero a pesar de ello, se nota el esfuerzo de quienes forman parte del proyecto, por hacer una publicación de logrado balance entre forma y contenido, y eso desde la excelente portada se nos anuncia. Esto, para mi gusto, es de agradecerse enormemente, sobre todo en un lugar como el nuestro, donde las publicaciones independientes, a excepción de las señaladas al principìo (Nectar y Altanoche), no le dan la mínima importancia a la estética del texto, a los recursos gráficos, a la composición de las páginas, que puedan hacer más atractiva la lectura de los contenidos.
Esperemos pues la pronta circulación de la revista (José Abril)

Tuesday, June 06, 2006

Bob

El mes pasado, el 24 de mayo para más señas, el cantante Bob Dylan cumplió 65 años de vida. Y uno podría pasar por alto este tipo fechas si no fuera por que el involucrado ha sido una figura clave en la música de nuestro tiempo. Compositor, artista de gran influencia, Dylan no sólo se ha conformado con la composición musical, no está de más decir que su talento lo ha aplicado en otros terrenos artísticos, cinematográficos para ser más exactos, que abarcan la composición de soundtracks hasta la actuación pasando por la dirección y el guionismo cinematográfico.


Creo que no es necesario ahondar en la trayectoria artística de Dylan porque básicamente Dylan es desde hace tiempo una figura arquetípica, es decir, un icono, un personaje que aun vivo es leyenda tal como lo son David Bowie, Lou Reed, Roger Waters, los mismos Rollings Stone, entre otros tantos, leyendas muy conocidas entre muchos aun entre aquellos que no se interesan sobre la escena del rock. Personalmente no me considero un fanático de Dylan, buena parte de su material me resulta un tanto soporífero, pero reconozco que algunas de sus canciones me agradan bastante. Por lo mismo mi interés en esta ocasión es hablar de Dylan visto no por mí sino por el ojo de un cineasta. Me refiero a “No Direction Home”, el documental que el cineasta Martin Scorsese realizó el año pasado, que ya se encuentra en circulación, coincidiendo pues con este aniversario.

“No dirección home”, título tomado de una frase contenida en una de las canciones más conocidas de Dylan, la de “Like a rolling stone”, es un trabajo realizado por Scorsese para la televisión británica, pero dado los buenos resultados de la realización el documental ha trascendido el ámbito televisivo para acomodarse sin ningún problema en otros circuitos. No es la primera vez que Scorsese adopta el asunto del rock como tema cinematográfico; años atrás ya nos había sorprendido con realizaciones, de corte documental también, donde la música era el punto central. Recordemos por ejemplo, su documental sobre el festival de “Woodstock”, realizado en 1970, y el más popular tal vez titulado “El último vals”, realizado en 1978, sobre el último concierto que ofreció el legendario grupo de los sesenta “The Bands”, entre los que participaron en calidad de invitados el propio Dylan, Joni Mitchel, entre otros tantos. No es de extrañar, pues, que “No Direction Home” sea un trabajo excepcional, y natural podemos decir, dada la admiración confesa del cineasta hacia el cantante.

El documental no es una biografía al uso; no abarca la vida completa del personaje, sólo se centra en los inicios de su carrera, en la primera mitad de la década de los sesentas y concluye con la transformación del Dylan pura y tradicionalmente folk a la del Dylan proclive a un sonido mucho mas eléctrico y agresivo durante la segunda mitad de esa década. Así, el documental comienza con la escena de un concierto de Dylan ofrecido en Londres en 1966, interpretando su ya conocida “Like a rolling stone”, bajo una lluvia de abucheos y agresiones verbales propinada por un público que esperaba al sereno joven con su guitarra acústica interpretando sus ya para ese entonces muy populares canciones de protesta. Las escenas del concierto, desarrollado entre la actitud cínicamente indiferente del cantante y la violencia del público, se van alternando a lo largo de casi tres horas con las escenas que ilustran la etapa inicial de un muy joven cantante sensible y atento a los problemas sociales de su entorno.

En ese sentido –y creo yo, aquí es donde radica buena parte del interés del documental- Scorsese hace con Dylan lo que hace con sus personajes de ficción: construir el retrato de una persona enfrentada ante un dilema para terminar tomando decisiones impulsados por su necesidad personal de cambiar, evolucionar, experimentar muy a pesar de la incomodidad que pueda generar en aquellos que han confiado en él (inquietud expuesta con mayor claridad en “La última tentación de cristo”). Vemos pues a lo largo del trabajo cómo inicia el cantante su carrera con la armónica y su guitarra acústica para ir de presentación en presentación señalando, a través de sus canciones, la serie de inconformidades que aquejaban a toda una generación y como decide de buenas a primeras cambiar su rumbo, dejar la guitarra acústica para tomar una guitarra electrica, dejar el folk por el rock, porque, según palabras del propio Dylan estaba cansado de ser visto como un mesías, como un vocero de su generación, como un testigo de su tiempo, y sentía una fuerte necesidad de riesgo, de evolucionar y no estancarse. El desconcierto entre sus amigos, colegas y seguidores fue muy evidente, el costo, según nos lo muestra Scorsese, fue muy alto. A partir del cambio, Dylan fue acusado de traidor, prostituto, vendido.

El documental está conformado por una buena cantidad de imágenes de archivo, hasta ahora poco conocidas, y testimonios de gente que siempre ha admirado al artista desde la cantante folk Joan Baez hasta el escritor Allen Ginsberg, además contiene buena cantidad de imágenes de presentaciones al parecer nunca antes vistas. El trabajo de Scorsese es muy buena oportunidad pues de conocer lo orígenes del cantante y la pronta evolución que tuvo durante la década de los sesenta. (José Abril)