Monday, December 19, 2005

TRASH GIRLS


Aunque el pasado cinematográfico de John Waters trascendió gracias a esa peculiar obra maestra del mal gusto llamada Pink Flamingos (EU, 1972), el genio de este incorregible cineasta dio para más en toda una serie de películas, prácticamente desconocidas, del primer y mas controvertido período de su filmografía; tal fue el destello de los Flamingos rosas, que sus creaciones posteriores fueron opacadas, y lamentablemente, porque en ellas podemos encontrar atisbos de genialidad chocante superiores a sus precedentes y constatar, también, el proceso de maduración de un Waters que para bien de nosotros y para mal de las buenas conciencias sigue en activo. Una muestra de ello es Female Trouble (EU, 1974), película que si bien no logró la popularidad subterránea de Pink...sí se mira hoy, después de 30 años, como el inicio de un Waters, quizá menos visceral pero con un sentido cinematográfico más depurado y unas ideas más organizadas.
El realizador debió esperar dos años para entregar esta comedia de mujeres en problemas. Utilizando el mismo equipo de actores y haciendo eco al humor vulgar e irreverente de Pink Flamingos, Female trouble fue una variante más de las sandeces que la musa Divine (la primer y única Drag Queen –sin anorexia- que el cine nos ha dado) puede perpetrar. Aquí Waters apostó nuevamente (tanto como lo ha hecho hasta ahora) por el elemento femenino como una presencia de choque, que invoca lo grotesco, escatológico y violento para dominar a sus anchas (en sentido literal y figurativo), el peculiar universo que sólo este maestro ha sabido concebir.
Ahora Divine ha cambiado el nombre de Babs Jonson por el de Dawn Davenport, ahora ha dejado de ser la Diva trash y bizarra que genera envidias y come mierda de perro, para no dejar dudas sobre su reputación, para convertirse en una “Gran Diva Trágica” a la que como buena heroína melodramática le pueda pasar de todo: de adolescente abandona su hogar, es violada, embarazada, es convertida en madre soltera que tiene que trabajar de prostituta, se entrega a la delincuencia, tiene una hija subnormal que le hace la vida imposible, y termina sus días, como una autentica performer delincuencial, en la silla eléctrica, convencida de que "el crimen es la belleza".
Lo de trágico y melodramático es un decir, porque Female Trouble, sigue apreciándose en realidad como un divertido muestrario de atrocidades y perversiones a manos de la típica fauna de freaks de este peculiar demiurgo. Si bien, como comentaba anteriormente, la película no guarda sorpresas de extremo mal gusto, sí manifiesta cierta maduración en Waters: en comparación con Pink, Female Trouble contiene gags mucho más logrados, las situaciones estan mucho más articuladas, la historia tiene un cuerpo más definido y hay personajes con motivaciones más claras (aparte del de Divine que solía ser el epicentro). Era obvio, Waters empezaba a pasar de ser figura a genio sin que esto significara la pérdida de su fétido encanto.
De seguro, cuando Pedro Almodóvar destapó su guarro pasado cinematográfico ofreciendo Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (España, 1981), Waters sonreía plácidamente en algún lugar de su adorado Baltimore, su infierno chico. Larga vida pues a las chicas sucias, feas y malas que hacen de su vida un eterno problema en esta cinta insuperable.(por Jose Abril)

(Nota para los interesados: cierta empresa transnacional afincada en nuestra ciudad Hillo, dedicada al comercio de renta de películas en video y DVD, ha recibido una enorme cantidad – pero enorme, no exagero- de DVDs región 1 -o sea de factura gringa- con abundante material cinematográfico clásico y contemporáneo que no tiene desperdicio alguno. Entre todo ese banquete se encuentran Pink Flaminfgos, Female Trouble y la muy menor pero intresante Desperate living, la trilogía sobre la guarrez femenina de Waters…He aquí pues el motivo del texto arriba expuesto)

Sunday, December 04, 2005

Mar de muuucho sueño

No sé si recuerden que Hace varios meses la prensa local celebraba la presencia de todo un equipo de producción instalado en las playas de San Carlos, para la filmación de una película de posible proyección internacional. En ese entonces las notas periodísticas manifestaban lo importante del uso de territorio sonorense como locación cinematográfica, y principalmente enfatizaban con bastante entusiasmo el origen sonerense del responsable de todo esto, el joven realizador José Bojorquez, obregonense para más señas, que con el apoyo de TV Azteca encabezaba tal proyecto…Bueno, ahora esta producción nos llega bajo el título de MAR DE SUEÑOS y, sorpresivamente, se ha instalado con bastante éxito de público en nuestras carteleras: este debut cinematográfico de Bojorquez ya va para su cuarta semana de exhibición, algo que podría extrañar a los más suspicaces si consideramos la negra suerte que suelen correr las películas de factura nacional frente a los espectadores locales.
Pero, seamos realistas, este aparente éxito muy poco tiene que ver con lo que la película ofrece, que francamente no es mucho.
Me explico: a consideración personal, Mar de sueños es una película mala por donde quiera que se le vea, No tiene valor alguno que la sostenga ni como producto de distracción ni mucho menos como propuesta estética. Como lo primero es demasiado aburrida y plana. Como lo segundo es extremadamente pobre.
En el plano del contenido Mar de sueños es la historia de una bella joven que, se dice, ha sido bendecida por el Mar y el Mar la proclama como suya, como su propiedad. De aquì que la joven como una ungida pueda por un lado traer suerte a los pescadores de su pueblo, siempre y cuando la respeten y la quieran bienintencionadamente, o de plano, por otro lado, traer la tragedia para aquellos que la cortejen, porque el solo hecho de desearla o enamorarse de ella provocaría los celos y la ira de ese Mar despechado capaz, incluso, de manifestar su berrinche sentimental en forma de tsunami. A partir de esta premisa un tanto delirante, Bojórquez desarrolla una historia que oscila entre el absurdo y la sensiblería, la cursilería pues para ser más directos. Un absurdo involuntario y accidental generado por un realismo mágico que en el campo de lo literario tal vez funcione, pero resuelto en términos de acciones concretas como lo exige el cine, se muestra torpe y burdo, y un sentimentalismo, que se desborda y se torna mucho más irritante si pensamos en el énfasis que Bojórquez, perdiendo toda proporción, hace a través de una música sobre utilizada.
Por otro lado, la puesta en escena aunque pretenciosa es bastante limitada, pues en términos visuales la película parece alimentada por las fantasías de un realizador que ostenta la mentalidad ingenua de un turista y es esa visión de turista la que idealiza y sublima algo que desconoce totalmente, como, por ejemplo, la realidad misma de las comunidades pesqueras o que tergiversa, por pretensión estética e incluso por ignorancia, las tradiciones y costumbres de un pueblo.
En cuanto a la dirección, Bojórquez ha sido incapaz de lidiar con unos actores que manifiestan a lo largo de todo el metraje su novatez, un defecto, por cierto, que se agudiza por un inglés pésimamente hablado, y al que ni siquiera se escapan actores veteranos con mucha más experiencia como la brasileña Sonia Braga o las mexicanas Tina Romero y la resucitada Angélica María.
Recuerdo que Bojórquez ante la prensa trataba de dar al asunto una justificación de corte antropológico, señalando que su objetivo era rescatar y recrear esos mitos y leyendas propios de nuestra cultura, pero Mar de sueños dista mucho de ser eso, porque lo que ofrece en realidad es sólo un melodrama muy menor con irrisorios tintes fantásticos muy alejado de nuestro imaginario popular.
¿Y el éxito, a qué se debe entonces? Al respecto tengo una hipótesis: el regionalismo arraigado en nuestra ciudad es de tal peso que puede provocar la pérdida de objetividad del hermosillense medio ante tales trabajos y condicionar su gusto a sobrevalorar algo que tiene muy poco de rescatable…Ni siquiera como comedia involuntaria funciona…Y miren que hay películas que en sus propios defectos radica su encanto. (Jose Abril)