Tuesday, October 28, 2008

Top 10 de escenas terroríficas: 5

MÁS NEGRO QUE LA NOCHE: MUERTE EN LA BIBLIOTECA



El cine mexicano tuvo en Carlos Enrique Taboada quizá el único director capaz de manejar las claves del género de terror con seriedad e inteligencia. Suyas son pues las contadas películas de este género que en México pudieron verse sin que el efecto en el espectador –el miedo- fuera contrario al que comúnmente se demanda en esa suerte de contrato de complicidad que se firma al sentarse frente a la pantalla. Y si bien hoy en la mayor parte de sus películas –de terror, reitero, pues Taboada no sólo se dedicó a ello- se perciba cierto maltrato por parte del paso del tiempo, aún puede apreciarse en ellas lo que en su momento las hacía especiales, impactantes…terroríficas, pues, aunque hoy lo de terrorífico a algunos les parezca una exageración: el valor dramático de los espacios (interiores y exteriores) y una capacidad enorme para generar atmósferas que, como decía Lovecraft, es el elemento principal para un buen relato de terror.
Aunque Veneno para las hadas (1984) es oficialmente su última obra de terror, no es –para mi gusto- su última gran película. Este lugar le corresponde a Más negro que la noche (1974). La primera, indudablemente interesante, es una aproximación mucho más distanciada- y por lo mismo reflexiva- a los tópicos de ese género que tanto atraía a su director, una obra que apostaba por la experimentación formal y el ejercicio de estilo como una forma de romper con el clasicismo que él mismo había utilizado en sus obras anteriores. Sin embargo, la segunda es una obra más pura genéricamente hablando, más tópica.
Más negro que la noche no es una película perfecta, hay que decirlo. Y sus fallas, que no son ni tantas, no se deben precisamente al paso del tiempo. Pero digamos que ese transitar de Taboada como director en esa línea mediadora entre los defectos y las cualidades, es lo que la hace especial aún vista en la actualidad. La película adolece de unas actuaciones bastante torpes (sobre todo la de Cirugía Méndez, jovencísima entonces, mala actriz por siempre) que no niegan su origen telenovelero, unos diálogos tremendamente camp (“Usted piensa que una chica moderna como yo deba creer en fantasmas” / “ ¿Sabes lo que hace que a una se le pare el corazón?” - ¿pre-almodovorianos?) y un desarrollo demasiado elíptico, que avanza a brincos pasando por alto la evolución dramática de los personajes. Pero la película gana en no pocas cosas: una violencia hasta entonces ausente en las películas de terror de Taboada, un aprovechamiento de esa casona vieja que adquiere un peso tan fuerte como un personaje, el uso de unos recursos bastante escasos para generar esa atmósfera que señalábamos (¿qué haría un realizador de hoy sin la tecnología con la que cuenta?), además de que Taboada se le adelantaba a Darió Argento en eso de poner a “chicas modernas” y muy racionalistas como víctimas de fuerzas obscuras y sobrenaturales (Suspiria fue filmada hasta 1977, seguida de Inferno).
La escena a la que aludimos en el título pertenece a la primera muerte. La muerte de Aurora (Susana Dosamantes). Es una de mis favoritas y es una de las de mayor impacto. Esto se debe a dos cosas: 1. el personaje de Aurora es el mejor trabajado en el guión y el que manifiesta una complejidad que el resto de los personajes carece; en ella se aprecia, pues, una evolución que va de la seguridad y la altanería hasta la inestabilidad emocional provocada por el pánico. De aquí que el efecto de su muerte sea realmente fuerte. 2. La forma como Taboada resuelve tal escena es sorprendente, sorprendente digo por su sencillez y por su economía de recursos; casi de la nada y casi con nada el director logra establecer el ambiente apropiado para ese acontecimiento que no dejará lugar a dudas sobre la fuerza letal de ese fantasma vengando la muerte de su mascota, un gato, en efecto, más negro que la noche.
(Para ver la escena, aquí. La secuencia esta conformada por cuatro escenas; la segunda escena de esta secuencia es de la que hablamos)

(José Abril)

Friday, October 24, 2008

Top 10 de escenas terroríficas: 4

EVIL DEAD: LA NATURALEZA LIBIDINOSA


Escena completa aquí

La primera vez que vi Evil dead (EU, 1983) de Sam Raimi verdaderamente me inquietó. Las condiciones del visionado contribuían a ello: una noche de tormenta relampagosa (de esas que suelen escasear ahora), una recámara fría por el invierno (de esos inviernos de los que brillan por su ausencia hoy en lugares como el nuestro) y un pequeño grupo de amigos –de los que ni me acuerdo- igualmente impresionados ante ese video pirata que a pesar de lo mal grabado y lo mal reproducido estaba ante nuestros ojos como una auténtica y terrorífica epifanía. Hoy las cosas son muy otras y la película, que ha envejecido bastante (bueno, también quien esto escribe; supongo que los cambios de percepción se incluyen en los avances de la edad), ha dejado de ser LA película de terror para convertirse en una obra delirante, deliciosamente delirante, como si con el paso del tiempo fuera mostrando su verdadera cara: una auténtica fiesta organizada por su realizador para divertirse a sus anchas.
No negamos su originalidad, que la tiene pese a un argumento que parece improvisado sobre la marcha, ni su gran inventiva formal que se adelantaba bastante –pese a lo rudimentario- a las sobrevaloradas ocurrencias de Robert Rodriquez para cosas tipo El mariachi y las sofisticaciones high-tec de los Wachowsky para sus Matrix, pero de que la película vista hoy tiene algo de arquelogía fílmica casi como las entrañables películas donde colaboraba Ray Harryhausen es indudable.
Y sí, con todo ello –o quizá por ello- la película tiene momentos geniales que aún se sostienen a pesar de bordear peligrosamente el ridículo. Uno de tantos, es esta escena impagable en la que por primera vez las fuerzas obscuras que merodean la cabaña se manifiestan físicamente. Y de qué manera y con qué ganas. Se trata prácticamente de una auténtica violación sexual: los árboles adquieren vida, toman a Shelly (Sarah York) que ha escuchado una voz fantasmal (join us, join us), para penetrarla –tronco de por medio, claro está- con una saña que ya hubiera querido cualquier escena de película porno explícita.
En una ocasión, una fan de Peter Greenaway preguntaba, no sin cierto dejo de superioridad, que por qué el gusto por las primeras películas de Sam Raimi. La respuesta es sencilla: un sólo encuadre de esas películas tenía –y tiene- más vida cinematografíca que una pieza completa de Greenaway. Lástima que Raimi haya cambiado de camino.
(José Abril)

Tuesday, October 21, 2008

Top 10 de escenas terroríficas: 3

FREAKS: EL ACECHO TERATOLÓGICO



Creo que una buena manera de saber si un cineasta ha sido realmente un genio –o casi- es revisando sus películas y ver si pasan la prueba del añejo. Es decir, comprobar si sus películas han resistido el paso del tiempo. Para mi Todd Browning lo es, y particularmente Freaks (EU, 1935) es su obra maestra (y no Drácula, como varios piensan). Por su buen tratamiento la película es una de las pocas películas del horror viejo que conserva momentos vigentes en cuanto a su eficacia. De estos momentos me quedo con dos: el primero es el de la boda entre la trapecista y el enano, barroca en su puesta en escena y de una crueldad insostenible respecto a la humillación a la que es sometido el incauto enano fascinado por su bella nueva esposa, escena que tiene mucho, por cierto, en cuanto a crueldad y humillación, de la patética boda de Marlene Dietrich y Jannings en El Angel Azul (Alemania, 1930) de Stenberg. El segundo pertenece al clímax: el momento en que la bella trapecista, arpía entre las arpías, es asediada por los “fenómenos” que como criaturas nocturnas, sigilosas, vigilan sus movimientos están impregnados de una atmósfera verdaderamente angustiante; la imagen final de la mujer convertida en un nuevo freak (foto de arriba)basta para imaginarnos el horror y la tortura física a la que, elipsis de por medio, fue sometida por aquellos ángeles de la venganza. Respetando el naturalismo de su tratamiento, de una película que escila entre el austero registro casi documental y el uso de “fenómenos” reales como actores improvisados, Browning prescinde totalmente de la música centrando sus aciertos atmosféricos en el puro aspecto visual.
(José Abril)

Friday, October 17, 2008

Top 10 de escenas terroríficas: 2

TIBURON: UN INICIO CONTUNDENTE



Hay una pregunta, a medio camino entre la pretensión y la mamonería, que suele preguntar la gente cuando saben que el cine te mueve: ¿Cuál es la película que te descubrió al cine? Generalmente se esperan respuestas igual de pretenciosas: que El Ciudadano Kane, que El acorazado Potemkin, que alguna de Kubrick o alguna de Bergman y en caso de no responder títulos o nombres que se ubiquen en esa suerte de marco referencial académica o culturalmente pre-establecido te toman a broma o desconfían de tus posibles conocimientos. Por lo menos es lo que me ha pasado en más de una ocasión cuando, ante tal cuestión, siempre respondo: Tiburón (Jaws, EU, 1975), de Steven Spielberg. ¿Argumentos? Fue la primer película que realmente me impresionó, fue la primer película que vi en pantalla grande y es hasta hoy la primer película de la cual me gusta recordar las sensaciones que me provocó. Y aunque Tiburón, vista en la actualidad, no es de mis favoritas sí creo que en ella se encuentra lo mejor de un Spielberg que suele ser menospreciado cuando saca su vena artesanal y chambista y sobrevalorado cuando pretende asumirse como un “autor” serio (y por lo general irritantemente melodramático).
De una premisa bastante simple Spielberg logró construir un guión casi perfecto y una puesta en escena que no burocratiza ni la emoción ni el suspenso. Un argumento que queda planteado de forma directa, contundente, perfecta, sin rodeos, en sus primeros 10 y breves minutos. Hace tiempo no veo la película, por lo menos completa, pero aún recuerdo esos introductorios 10 minutos bastante terroríficos en su efecto, concisos y a la vez muy sugerentes en la presentación de ese animal que problematizará la vida de los demás a lo largo del desarrollo y claros en el tratamiento que Spielberg dará a toda su historia.
Sólo una mujer que nada desnuda en el mar en plena madrugada esperando la consumación de ese flirteo con un joven que ha iniciado en una fogata playera. Lo demás es, para mi gusto, cine puro. Planos objetivos de la joven nadando alternados con planos subjetivos del tiburón -que por cierto, nunca se muestra a cuadro, por lo menos en esta parte- hasta que el fatal encuentro sucede ¿el primer mordisco? A partir de entonces el frenético desarrollo de lo que uno imagina –y sólo imagina pues Spielberg se cuida de no ser lo suficientemente directo- es el desmembramiento, casi ritualizado, de la víctima bajo el agua, pues como elemento expresivo sólo tenemos la cabeza de esa víctima que se asoma sobre el agua y que no para de gritar: “¡me duele! ¡me duele! Al final de la secuencia, bajo un sol de madrugada, la calma nuevamente de un mar que a partir de entonces no será el mismo.
(José Abril)

Sunday, October 12, 2008

Top 10 de escenas terroríficas: 1

1. TEXAS CHAINSAW MASACRE: UNA CENA DE FAMILIA



Es cierto. Masacre en texas (EU, 1974), de Tobe Hooper, es toda ella terror puro desde su origen hasta hoy. O sea, poco, para mi gusto, ha envejecido. Pero de todas sus secuencias, me quedo con ésta: cuando todos sus patanes personajes coinciden en el comedor rodeando a una Marilyn Burns -que no ha parado de gritar y correr en la mayor parte del metraje- atada a una silla y atestiguando aterrada el cinismo sádico y delirante de sus siniestros acosadores. Aunque la película íntegra tiene, en su factura, en sus escasos recursos, el fuerte sabor de típica película serie B, es en especial en esta escena donde Hooper demuestra que no es ningún improvisado y su habilidad para obtener el efecto angustiante en el espectador que espera lo peor para esa pobre rubia impotente ante tal infierno. La escena se desarrolla entre los reclamos que los integrantes de esta torcida familia se espetan entre sí, las actitudes a la vez retorcidamente graciosas e inquietantemente infantiloides de los mismos y, como contrapunto, las histéricas súplicas de clemencia de la Burns; extremos close ups del rostro de la víctima deformándose por el pánico y los obsesivos y cerradísimos planos de detalle de sus ojos como leit motiv contribuyen, pues, a un efecto de tiempo psicológicamente distendido y a una desesperación creciente.
Si no es la mejor, por lo menos es una de las escenas de terror mejor resueltas que el cine nos ha dado.

(José Abril)

Friday, October 10, 2008

REC, otra vez



Hoy viernes se estrena en nuestra ciudad la película de terror española REC. Ya habíamos escrito sobre ella y comentado algunos de sus logros aquí, en este espacio. Retomando este asunto, a continución reproducimos la crítica que Jorge Ayala Blanco publicó hace algunas semanas en su columna de los lunes en El Financiero. Como sigue...

EL HORROR INCONTINENTE
Jorge Ayala Blanco

En [REC] (íidem, España, 2007), afortunada tercera colaboración conjunta de los baratones cultivadores delirantes del cine de horror macabro hispanovalenciano más obviote Jaume Balagueró y Paco Plaza (tras Los sin nombre 99 y Operación Triunfo: la película 02), la lindaobsequiosa TVreportera Ángela Vidal (Manuela Velasco) pretende conducir, al lado de su profesionalísimo camarógrafo Pablo (Pablo Rosso el fotógrafo mismo del film), una amable crónica vivida sobre el abnegado trabajo de los bomberos barceloneses, pero acaban grabando en un edificio de departamentos-micro- cosmos-de-la-pudrición-comunitaria el ataque antropófago de una vieja ensangrentada que inicia una pesadillesca noche de Walpurgis pronto enclaustrados. El horror incontinente filma en supuesto tiempo continuo, y por ende necesariamente subjetivo, en sólo un sinuoso e interminable plano secuencia único, aunque lleno de elipsis obligadas, interrupciones supuestamente técnicas y cortes arbitrarios, hábilmente por encima de El arca rusa (Sokúrov 01) o Tiempo real (Prada 02), cual sucedáneo decenal del síndrome posProyecto de la bruja de Blair (Myrick-Sánchez 99) ya enloquecido, no por ambición ni mendrugos expresivos, lucimiento o simpatías vanguardistas en los escenarios de marfil vanguardistas, sino para impresionar mejor a los amantes del cine mórbido por el común salario de su recóndito corazón pernicioso. El horror incontinente filma en el filo de la grotecidad voluntaria/involuntaria para vacunar al film-objeto contra toda veracidad y verosimilitud realista, permitiéndose todo tipo de efectismos, gritoneos, salvajadas, caos, furioso devoramiento súbito del ojo de la madre por la exdulcísima niñita con amigdalitis, que convierten al film en una parodia sangrienta del gore/splash film, pero convirtiéndolo de antemano en su propia parodia. El horror incontinente reclama una eficacísima capacidad de impacto y renovación constante al castigar las mejores cualidades del cine dentro del cine, o del falso TVreportaje dentro del cine, o del cine en abismo, con un inmostrable camarógrafo paradójicamente omnipresente, un régimen de golpes bajos y sorpresas que apenas pueden atisbarse pero gozan reiterándose, la mediocridad y la crudeza cochambrosas del registro atropellado actuando como validadores naturalistas y garantías de autenticidad, la hostilidad reinante y la mutación en bestia siendo grabadas a la vista y a lo bestia, el encierro policial decretado sin previo aviso, el pavor del contagio por mordedura siendo sentido de pronto hasta por el agente de sanidad superprotegido, la huida y el arrinconamiento fungiendo como soluciones desesperadas por los descompuestos zombies de La noche de los muertos vivientes de Romero (68) bloqueando accesos aún encadenados al pasamanos. Y el horror incontinente acabará respaldando la explicación lógica del terror mediante los embates de una momia anoréxica de buhardilla con luz ultravioleta y trasformando el cuento negro en la visión de un camarógrafo-Cid grabando aún después de morir y de una exasperada narradora que revienta en directo hasta berrear desde el más allá ("¡Pablo, graba eso por tu puta madre!").

Friday, October 03, 2008

Especial halloweenesco



Próximamente en este espacio un especial de Halloween. Nuestro Top 10 de las escenas más terroríficas del cine. Aclaro: escenas, no películas completas, y aclaro, de paso, que, objetividades aparte, tal selección viene determinada por la primera impresión, la del primer visionado; por lo mismo, algunas de las 10 revisadas hoy quizá no conserven la fuerza de aquella primera experiencia. Muchas, lamentablemente, han quedado fuera; algunas definidas como clásicas (la escena de la regadera de Pycho, por ejemplo) ni siquiera están consideradas, y una que otra ni siquiera pertenecen a contextos genéricos tan delimitados como el terror o el thriller. O sea, la selección es bastante subjetiva y por lo mismo debatible. En fin…Cada escena será brevemente comentada por servidor y aparecerán por lo menos cada dos o tres días. Me está costando mucho trabajo encontrar fragmentos de tales escenas y creo que nos quedaremos sólo con el apoyo de estáticos fotogramas; en ese sentido me las estoy viendo negras…

(José Abril)