Sunday, June 26, 2005

...DEL MONSTRUO

Señala la muy conocida leyenda, que fue en una noche de tertulia, lluviosa y relampagueante, como extraída de una ficción gótica, donde Mary Shelley, Lord Byron y Polidori, hablando sobre asuntos sobrenaturales, se propusieron a nivel de competencia escribir la historia más inquietante y terrorífica jamás escrita; dos sobresalientes obras trascendieron esa curiosa reunión al ver la luz años más tarde: Polidori, tratando de metaforizar la endeble relaciòn homoeròtica que mantenía con Byron, crea un extenso poema sobre un misterioso ser que se alimenta de sangre humana; y Shelley, por su lado, tratando de aprovechar las nuevas ideas que sobre la electricidad y la medicina se estaban gestando redacta una extensa novela sobre la dolorosa existencia de una grotesca criatura, invención de un arrogante científico. Así, El vampiro (1819) de Polirdori se convirtió en el precedente de obras tan emblemáticas de la literatura fantástica como Carmilla de Sheridan Le Fanu y Drácula de Bram Stoker; por su parte, Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) de Shelley se estableció como la precursora de una literatura que años más tarde aparecerá como un sólido y prolífico género.
Comúnmente suele ubicarse a Frankenstein más de lado del horror gótico; efectivamente, la novela fue concebida dentro del marco del romanticismo y las características de su contenido (la atmósfera, la actitud y motivaciones de personajes) son muy caras a dicha tendencia. Sin embargo, es su premisa la que ha permitido apreciarla desde una perspectiva más cercana a la ciencia ficción: en ella están presente la ciencia y el papel del científico como origen mismo de la catástrofe, y el monstruo, personaje trágico y humano en su sufrimiento, es el producto caprichoso de ambos factores. La novela se ha establecido como un arquetipo, popularizado y universalizado gracias, en gran medida, a otro fenómeno propio de la ciencia y la tecnología: el cine.
A propósito del 70 aniversario de La novia de Frankenstein (1935), quizà la primera versión cinematográfica importante sobre el asunto, màs aun que su pre-cuela Frankenstein (1931) van estos breves comentarios a manera de un humilde homenaje de uno de sus más fervientes admiradores. Como sigue…
La presencia del monstruo y su creador en celuloide es casi tan vieja como el cine mismo. Las primeras aproximaciones a la novela datan desde los tiempos de Edison. Pero el nacimiento del verdadero Frankenstein cinematográfico, al menos el que se mantiene en la memoria colectiva, se da durante los años de la depresión económica norteamericana, período fundacional del género de horror. Fue James Whale quien trabajando para la Universal (legendaria productora de varias películas de corte fantàstico) toma la novela extrayendo de ella dos piezas: Frankenstein y La novia de Frankenstein.
Sobre la primera nos ahorraremos los comentarios porque no es la que estamos celebrando. En todo caso habría que decir que fue una aproximación muy libre a la primera parte de la novela, que es excesivamente melodramática y que sus aciertos radican más en la concepción plástico-visual de Whale, esteta decadentemente refinado ante todo. Uno de los pocos momentos de gran inspiración: el emotivo y a la vez tenso encuentro entre el monstruo y la niña a la orilla del lago.
Superior a esta primera entrega resultó la secuela. Realizada cuatro años después, La novia de Frankenstein manifiesta nuevamente el refinamiento formal del director, pero a diferencia del anterior hay muestras de un humor e ironía que neutralizan los tintes melodramáticos de su predecesora. En ocasiones Whale parece reírse de sus personajes, en especial del doctor (retratado como un lloriqueante y cobarde burgués) y del vía crucis que padece el monstruo por su soledad. Atención aparte merece un nuevo personaje, el Doctor Pretorius, un amanerado cientìfico, cìnicamente ambicioso y el responsable intelectual de “la novia”, inolvidable como gag agradablemente siniestro de cierta dimensión camp . No resulta descabellado pensar en este personaje como el alter-ego de Whale o el centro de su identificación si tomamos en cuenta que el director fue un homosexual misántropo, resentido con su entorno y de una mirada amarga y cáustica para con quienes lo rodeaban). Secuencias memorables: la fabricación de "la novia", y el cruel gag del monstruo víctima del desprecio gesticulante de su prometida. De mitologías a mitologías: Elsa Lanchester es la Novia del monstruo por siempre, y si para Boris Karloff el monstruo fue la sombra de la cual nunca se pudo separar, la Manchester corriò con la misma suerte.
Después de Whale, la novela fue degradada por el cine; así, la criatura estigmatizada no por su fealdad sino por el choteo comercial, comenzó una larga y tristemente célebre vida en películas cómicas, patéticas y subdesarrolladas (nuestro Enmascarado de Plata también lucho contra él). Pasó el tiempo y el personaje por fin fue dignificado por el cine, en esta ocasión gracias a la Hammer films , productora de origen británico, y al genial Terence Fisher...pero eso ya es boleto para otra función...(Por Josè Abril)

5 comments:

El diablo probablemente said...

Asì las cosas Rusted, Elsa Lanchester ha tenido el privilegio de ser uno de los pocos -sino es que el ùnico-icono femenino del cine de horror. Ni modo, en cuanto a su aspecto se les adelantò a todas las cantandes darkys, incluida Siouxie, la de los Banshees

Manuel said...

Pues Jennifer Tilly no le pide nada a Elsa Lanchester. Tiene mejor peinado y la voz más sexy desde Katleen Turner, o qué ¿me van a decir que el honenaje a "La novia de Frankenstein" de "La novia de Chucky" no es genial?

El diablo probablemente said...

De acuerdo. pero la Tilly que a mi tambien me gusta un chigo su personaje, tiene màs finta de puta socarrona que de otra cosa...

Manuel said...

¿Es esto moralina barata o un ligero tufo de envidia?

El diablo probablemente said...

ni lo uno ni lo otro. Ni modo, los eufemismos pues: la imagen de "la novia" se ha vuelto un arquetipo...lo demàs ya es referencia, homenaje, guiño, derivaciòn apòcrifa, y etc. Lo de la Tilly es una parodia muy devertida, por cierto, osea una caricatura de lo que ya rayaba en la caritaura: la concepciòn visual de Whale para su novia incluia una exagerada tetralidad camp; lo de la Tilly es una deliberada y muy divertida vulgarizaciòn kitsch.
C'est tout.